jueves, enero 08, 2009

Tengo 29 años, y habrá quien diga que soy una persona madura, adulta, responsable, etc.???Noo,lo se es que siempre he sido igual, al menos desde que tengo uso de razón.
Mis amigos y familia siempre me han advertido que actuaba con demasiada inmadurez, al menos para la edad que tenía y comparándo mi comportamiento con el que se suponía que debería tener.
Tonterías... en realidad soy igual que cualquier otra mujer. He cometido errores en mi vida, unos los lamento más que otros. Mi autoestima ha sufrido altibajos, al mismo tiempo que mi cuerpo cambiaba con el tiempo, adaptándose a las transformaciones que se producian en mi interior -el inevitable envejecimiento, la maternidad, el postparto, el transcurso de más tiempo...-. Pero sigo siendo la misma, al menos en espíritu, de cuando tenía 8 o 9 años y fantaseaba pensando que sería de mi vida cuando creciera, si tendría hijos, como sería mi pareja, que se sentiría al ser amada y amar...
En realidad, nada ha cambiado, el tiempo pasa pero el alma permanece inmutable, así que aquí estoy, en mitad del camino de mi vida meditando acerca de lo que me depara el porvenir. Cada hito no es más que una parada en un camino lleno de bancos en los que descansar mis cansadas piernas mientras mi pensamiento vuela hacía delante preguntandose...¿cuando comenzará todo de nuevo? ¿dónde está el siguiente reto? ¿el siguiente descubrimiento?
Cada día es un nuevo desafío, y aún me quedan tantas cosas por hacer... Cada instante tiene unido un nuevo comienzo en algún aspecto de mi vida, un nuevo pensamiento, un sentimiento antes no experimentado, un amigo nuevo por descubrir, un paisaje visto con nueva perspectiva que me detenga el aliento y atrape mi espíritu para siempre.
Cada instante puede significar un comienzo a mitad del camino de la vida. Soy afortunada, aún puedo hacer grandes cosas.