sábado, agosto 09, 2008


la vida es un largo camino que esta lleno de equivocaciones. por suerte,tambien tenemos la posibilidad de darnos cuenta y tomar medidas para no volver a caer en lo mismo. de nada sirve adoptar una postura rigida cuando, desde lo mas profundo de nuestro ser, sentimos que le hicimos daño a quien mas amamos, o simplemente, nos comportamos en forma erronea, y para poder ganar el respeto ajeno, es necesario expresar lo que nos pasa,esconder el dolor, no solo genera un gran remordimiento, sino que nos trasforma, frente a los otros, en personas irresponsables y sin interes por lo que provocamos con nuestras actitudes, ¿como hacer para admitir que estuvimos mal? esto significa que debemos aceptar lo que hicimos, sin dejarnos ganar por el sentimiento de culpa, que solo paraliza e impide avanzar. el querer cambiar las cosas para mejor, es lo que nos hace evolucionar en nuestras relaciones.si asumimos nuestro error y lo hablamos, y sin embargo, la otra persona continua dolida, no podemos hacer mas que dejarla hasta que se le pase y respetar su decision. es muy importante no convertiese en un acosador o una victima eterna, porque eso no es mas que un reflejo de que, en verdad, poco nos importa lo que el otro siente...
Estaba necesitando hacer una limpieza en mí: tirar algunos pensamientos indeseados, lavar algunos tesoros que estaban medios oxidados.

Entonces saqué del fondo recuerdos que no uso y no quiero más.

Tiré afuera algunos sueños, algunas ilusiones. Papeles de presenté que nunca usé, sonrisas que nunca regalé.

Tiré afuera la rabia y el rencor

Saqué todo y lo fui tirando al suelo: cosas escondidas, deseos reprimidos, palabras horribles que nunca hubiera querido decir, heridas de un amigo, recuerdos de un día triste.

Y también encontré otras cosas... ¡y muy bellas
Me fui encantanda y distrayendo, mirando cada uno de aquellos recuerdos.

Me senté en el suelo para poder escoger. Arrojé directo en el saco de la basura los restos de un amor que me hirió. Tomé las palabras de rabia y dolor que estaban en el estante de encima, pues casi no las uso, y las tiré afuera en el mismo instante.

Otras cosas que aún me hieren, las coloqué aparte para después ver lo que haré con ellas, si las olvido o las envío al basurero.

Era en aquella caja, en aquella en que uno guarda todo lo que es más importante: el amor, la alegría, las sonrisas. La Fe para los momentos que más la necesitamos.

Recogí con cariño el amor encontrado, doblé ordenado, coloqué perfume en la esperanza, pasé un paño en el estante de mis metas y las dejé a la vista para no olvidarlas.